Durante el mes de abril hacemos un llamado a prevenir y controlar un problema de salud pública que cada vez afecta más a nuestra población, como lo es la obesidad. Desde el 2008 conmemoramos el 4 de abril como el Día Nacional de Prevención y Control de la Obesidad, este año con el lema “Hablemos de obesidad, es una enfermedad”.
Este lema fue propuesto con la finalidad de crear conciencia de que la obesidad es una enfermedad y no solo un factor que aumenta el riesgo de contraer otras enfermedades no transmisibles como la diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la obesidad es una compleja enfermedad crónica que se define por una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”. Además, es considerada como una enfermedad multifactorial, ya que intervienen una diversidad de factores que la produce como los genéticos, metabólicos, psicológicos; pero también está el entorno obesogénico que influye en la adopción de prácticas no saludables que conducen al exceso de peso como lo es el consumo de alimentos altos en grasas, sodio y azúcares, así como también el sedentarismo.
Por su complejidad y etiología multifactorial, se requiere de un abordaje multidisciplinario y de acciones basadas en la evidencia científica que generen estrategias efectivas que permitan una atención integral que incluya un diagnóstico clínico, tratamiento y seguimiento adecuado para la prevención de complicaciones y mejoramiento de la calidad de vida de las personas con obesidad.
Tanto la obesidad como las otras enfermedades no transmisibles son prevenibles, por lo que hay que continuar impulsando medidas de promoción y prevención enfocadas en el curso de vida como: monitoreo del estado nutricional, promoción de la lactancia materna y alimentación complementaria oportuna, promoción de una alimentación saludable y actividad física, entre otras.